Balsa CEAZA-Invertec en Tongoy: Colaboración ciencia-empresa beneficia el desarrollo sostenible del entorno

Tal como la historia lo confirma, el desarrollo de ciencia y tecnología de calidad son motor de crecimiento para un país, sobre todo cuando a estos componentes se le suma el factor de innovación. Los tres puestos al servicio de la población, son portadores de grandes avances, al punto de responder interrogantes y resolver diversas necesidades de conocimiento e información de la ciudadanía.

A nivel local, diversos son los esfuerzos que hacen tanto instituciones científicas como universidades por avanzar en pos de un desarrollo respaldado por ciencia, que permita, por un lado, mejorar la toma de decisiones y, por otro, proyectar un progreso sostenible e informado en los diferentes sectores productivos.

En la Región de Coquimbo, el Centro Científico CEAZA ha enfocado sus esfuerzos de investigación y transferencia de conocimientos en territorios específicos. Tratando de identificar las necesidades locales para generar desde allí proyectos de investigación.

Es así como desde hace años, en la localidad de Tongoy, se ha trabajado con la empresa y la comunidad local para apoyar su desarrollo productivo, dar soluciones a algunas necesidades de información y fortalecer su capital humano.

Monitoreo océano-atmosférico de múltiples usos

Uno de los íconos de este trabajo conjunto es la balsa CEAZA-Invertec, un instrumento de medición de variables oceanográficas y meteorológicas que lleva cerca de 5 años instalada en la Bahía de Tongoy, y que ha permitido mejorar la toma de decisión de la empresa ostionera Invertec-Ostimar y la de pequeños acuicultores locales, a través del monitoreo constante de las condiciones océano-atmosféricas del área además de apoyar la investigación científica.

“La balsa ha tomado la necesidad de la empresa y de los pescadores, y la ciencia se ha nutrido de eso para construir un instrumento tecnológico útil tanto para ellos como para nosotros los investigadores, pues provee valiosos datos oceanográficos y biológicos de interés a nivel científico y productivo”, declara María Valladares, oceanógrafa del CEAZA.

Se trata de la primera plataforma regional de observación que pone a disposición pública los datos con transmisión en tiempo real mediante un sitio web (CEAZA Met), permitiendo que diferentes públicos interesados en obtener información, puedan acceder a ella.

Su mantención requiere una constante inyección de recursos para tener los equipos en buen estado y actualizados, pues están expuestos al constante deterioro por acción del inclemente ambiente marino. “La balsa pertenece a CEAZA, pero la mantención y operación la gestiona Invertec Ostimar. Por ello el nombre, es un trabajo colaborativo entre ciencia y empresa que ha funcionado muy bien, ya llevamos cerca de tres años”, detalla la oceanógrafa.

“Es muy beneficioso, desde diferentes puntos de vista, en lo científico, permite observar procesos oceanográficos en su fase inicial, lo que ayuda a planificar muestreos intensivos. En lo recreativo, pues indica condiciones atmosféricas (ej. vientos) que pueden ser relevantes para tomar decisiones tan simples como ir a la playa o salir a navegar; y en lo productivo, pues indica si las condiciones marinas están cambiando, lo que puede ser beneficioso o no para el sector, tanto para pescadores artesanales como para la empresa”, sostiene Diego Narváez, investigador joven del Núcleo Milenio MUSELS y usuario de la balsa.

El Dr. Bernardo Broitman, investigador CEAZA-MUSELS y director de un proyecto de fortalecimiento de capacidades en Tongoy, financiado por Conicyt, asegura que para la región es de enorme importancia contar con la observación que otorga tener en línea instrumentos oceanográficos de última generación anclados frente a la costa. “Esto nos permite, finalmente, entender cómo varían naturalmente las masas de agua del mar, las que tienen diferentes propiedades físico-químicas y, por tanto, diferentes efectos sobre los organismos marinos”.

Beneficios de la balsa en la empresa

La construcción y creación de la balsa ha sido un proceso autodidacta, que responde a las necesidades de información surgidas en el transcurso de los años. “Se ha ido implementando y mejorando con el tiempo. Cada uno de los equipos se adquirió conforme se iban presentando necesidades de datos”, indica Valladares.

La balsa busca proveer datos meteorológicos y oceanográficos. A nivel científico, son un insumo para que investigadores puedan desarrollar sus estudios, a nivel meteorológico la balsa capta variables como dirección y velocidad del viento, temperatura del aire y presión atmosférica, y a nivel oceanográfico, entrega datos de temperatura del agua, oxígeno disuelto en el agua, salinidad, fluorescencia y turbidez. Próximamente también medirá pH.

Pamela Tapia, jefa de planificación de Invertec Ostimar, relata que “para nosotros el viento es una variable sumamente importante, tanto que en la mañana lo primero que vemos son los datos de la balsa, por ejemplo, cuando vemos que vienen grandes vientos nos planificamos, no se sale a trabajar, pero dejamos todo el cultivo impecable para soportar un temporal”.

Valladares comenta que antes la Capitanía de Puerto de Tongoy utilizaba sólo los datos de viento entregados por la estación ubicada fuera de la bahía, en Punta Lengua de Vaca, un lugar donde el viento es bastante más fuerte, en esta caso la balsa permite una mayor precisión acerca de esta variable dentro de la bahía. “A nivel de operación acuícola eso les ahorra tiempo, dinero y permite una mejor planificación a la empresa”

“Nosotros utilizamos harto los datos meteorológicos, debido al trabajo que se desarrolla en la zona, principalmente faenas de pesca y buceo entre Tongoy y Puerto Aldea. Si bien nosotros tenemos nuestros propios instrumentos de medición, muchas veces nos apoyamos de la información que entrega la balsa. Especialmente usamos los datos en temporada de invierno y en las fechas en que aumenta el viento”, sostiene Marcelo González, Capitán del Puerto en Tongoy saliente.

La balsa también permitió detectar fenómenos causantes de altas mortalidades en la producción y tomar medidas de mitigación ante estos procesos naturales.

“Por años tuvimos varios eventos de mortalidad masiva en una misma época. Con la balsa, empezamos a detectar que entre los meses de septiembre y noviembre el viento generaba una baja drástica en el oxígeno del agua de mar, al punto de registrarse niveles de oxígeno disuelto de 0 mg/l por muchas horas o muchos días. Entonces comprendimos qué estaba provocando la mortandad de ostiones, era la surgencia costera. Además detectamos una disminución del pH y otras variables ambientales que se modificaban en esa época del año”, explica la profesional de Invertec-Ostimar.

La balsa para la ciencia y la educación

La ciencia y la educación local también se benefician de la información de la balsa. Ejemplo de ello es el Liceo Polivalente Carmen Rodríguez Henríquez de Tongoy, que incorporó a su malla académica el uso e interpretación de los datos, permitiendo que los estudiantes en formación técnico profesional en acuicultura fortalezcan sus competencias.

Macarena Contreras, docente del liceo, comenta que para los estudiantes de acuicultura, el CEAZA Met se transforma en una herramienta de trabajo de consulta periódica. Sin embargo, advirtió, que para el análisis y reflexión de los datos, es necesaria una base teórica. “Los usuarios debemos ser capaces de interpretar los parámetros ambientales”.

Añade que “el sistema motiva a desarrollar habilidades tecnológicas y teóricas referidas al comportamiento de los océanos. En este contexto, la plataforma no sólo se vuelve amigable para los estudiantes, sino que además, motiva el aprendizaje y la indagación”.

Para la ciencia en tanto, los datos constituyen una robusta línea base frente a variaciones que pueden darse fruto del cambio climático o eventos antrópicos puntuales. Ello generó interés de otras instituciones por replicar el sistema del centro.

“El CEAZA junto al COPAS Sur-Austral de la Universidad de Concepción están liderando la implementación de una plataforma (CDOM) que esperamos sea una red nacional de observación”, precisa el Dr. Broitman.

“Es notable y merece ser destacado, el liderazgo que nos otorga frente al resto del país, el llevar operando con este sistema cerca de cinco años, ya que en los últimos meses otras regiones han implementado esfuerzos similares”, agrega.

“Estos datos nos sirven para estudiar y entender algunos procesos oceanográficos que ocurren en la zona, establecer relaciones entre cambios o variabilidad en el ambiente marino costero y variabilidad atmosférica a escala local, regional y gran escala”, destaca Narváez.