Cambio climático: Científicos nacionales e internacionales exponen investigaciones sobre acidificación del océano y proyectan trabajo en la Bahía de Tongoy

Investigadores del Núcleo Milenio MUSELS llegaron hasta la Región de Coquimbo a participar del Simposio “Desarrollando las bases para la Adaptación al Cambio Climático de zonas costeras”, organizado por el Centro Científico CEAZA. La actividad, efectuada en la localidad de Tongoy, se enfocó en tomadores de decisión, representantes del sector acuícola y organizaciones sociales. En la oportunidad los expertos presentaron investigaciones sobre cambio climático, algunas observaciones y resultados de sus estudios en la bahía.

Para los investigadores, que se encuentran desarrollando estudios científicos en la zona, es de gran relevancia poder informar a la ciudadanía, y sobre todo a la comunidad local, acerca de los cambios que están aconteciendo a nivel mundial y que podrían generar modificaciones en las condiciones del agua de mar. Así lo plantearon durante sus exposiciones. En tanto la comunidad, valora este tipo de iniciativas que buscan, entre otras cosas, informar y prepararlos para los eventuales cambios futuros.

“Es super importante que esta información pueda permear hacia las juntas de vecinos, los gremios de pescadores, las empresas, estudiantes en formación técnica en acuicultura, entre otros, para que todos estén en antecedentes sobre lo que sucede o sucedería en la zona. Lo importante es que haya un verdadero cambio de conducta, que no sea un cambio de un grupo, sino que de toda la comunidad”, puntualizó Hector Cisternas, director del Liceo Polivalente del Tongoy.

El investigador CEAZA-MUSELS y director del proyecto de fortalecimiento territorial en Tongoy (CONICYT), Dr. Bernardo Broitman, indica que un elemento esencial para poder gestar una adaptación al cambio climático a nivel local, es la generación de un capital social informado y empoderado. Para lo cual piensa que es relevante la construcción de un relato común que unifique el trabajo y los objetivos de la comunidad.

“Queremos que existe participación local en la construcción de un relato histórico común, que hable de los principales hitos vinculados al mar y/o la acuicultura. Este ejercicio se hará a través de una línea del tiempo que cada representante o agrupación de la bahía podrá complementar según sus propios conocimientos”, señala.

Añade que “nos interesa que las personas recuerden, les pregunten a sus familiares y piensen en aquello que ocurrió en antaño para reconstruir una historia en conjunto. Así como también conocer cómo imaginan a la bahía en unos cuanto años más. Esa reconstrucción histórica no es nostalgia, sino que está asociada a una función que el ecosistema nos provee. El ambiente es lo que los humanos han hecho de él”.

Mirada territorial CEAZA

La iniciativa contó además con talleres de levantamiento de información y capacitaciones para la comunidad local. Todo como parte del incipiente trabajo territorial que está proponiendo el CEAZA en esa y otras zonas. En este sentido, la institución está intentando identificar cuáles son las vocaciones productivas, sociales y ambientales que tienen los territorios con la idea de darle un sentido pertinencia al trabajo que desarrolla el centro en la región.

Estamos tratando de generar una gobernanza basada en un contexto territorial. Es algo que estamos recién desarrollando dentro de toda nuestra labor científica, de transferencia y divulgación”, aclara Claudio Vásquez, Gerente corporativo CEAZA.

Particularmente en la bahía de Tongoy, esta labor empezó a gestarse en el 2015 en conjunto con la empresa INVERTEC, pensando en cómo el centro podía ser un aporte para su producción.

“Lo que proponemos es dirigir intervenciones científicas. Que desde una mirada local se pueda mejorar la competitividad de la industria por ejemplo, y que ello impacte directamente en el desarrollo de las personas, en la educación y en la sostenibilidad del ecosistema. Además nos interesa vincular al centro con los actores ligados a la acuicultura de Tongoy, apoyar el desarrollo científico, las operaciones y toma de decisiones de la empresa en ese ámbito, así como fortalecer y robustecer la industria acuícola”, explica.

Desde la sustentabilidad, al CEAZA le interesa tener un impacto en la economía local, por ello el foco no sólo está puesto en la empresa, sino que también incluye a asociaciones gremiales, pequeños empresarios, entre otros.

Vasquez agrega que “está contemplada una segunda etapa, que tiene por objetivo desarrollar una metodología de cocreación entre múltiples actores, para el diseño de un programa científico tecnológico que promueva una acuicultura sustentable de largo plazo en la localidad de Tongoy, basada en una economía del conocimiento”.

Investigaciones y experiencias

Durante el simposio, tres investigadores del Núcleo Milenio MUSELS expusieron acerca de su trabajo, algunas observaciones y experiencias, así como también el impacto a nivel social, económico y político que están provocando los cambios ambientales a nivel nacional e internacional.

Cuando se habla cambio climático a menudo se tiende pensar en una variación de la temperatura global, sin embargo, los cambios y el impacto que estos puedan ocasionar en el hábito de las diferentes comunidades van mucho más allá. Así la acidificación del mar es uno de los tantos cambios que están ocurriendo y que podría impactar, positiva o negativamente, en los servicios de los ecosistemas (baja, mediana o ampliamente).

Cristian Vargas, investigador de la Universidad de Concepción y director del MUSELS, durante su exposición se refirió a este fenómeno que está afectando a nivel global. “En términos de los cambios que están sucediendo en el océano, uno de los relevantes tiene que ver con el cambio en el pH del mismo. El día de hoy sabemos que es cerca de un 26% más ácido, y lo que dicen los modelos es que el océano podría llegar a ser un 170% más ácido”.

Asegura que los cambios son 10 veces más grandes que cualquier evento de cambio del pH que haya ocurrido en los últimos 55 millones de años y eso es lo que preocupa a la ciencia, porque son cambios que nunca habían ocurrido en la tierra y son cambios que están sucediendo a una escala muy corta de tiempo, por lo tanto, puede ser que muchas de las especies no sean capaces de adaptarse a ellos.

Por su parte,  el investigador MUSELS, Dr. Stefan Gelcich, afirma que el impacto del comportamiento humano sobre el planeta ha sido tan grande en el último siglo, que se puede hablar de una nueva era geológica. “Reconozcamos que hay un problema en el que hay que trabajar, al hacerlo hay que tratar de convivir con estos cambios globales y por eso se empieza a hablar de adaptación”.

Señaló que en 2008 se publicó una investigación que intentó mapear distintos estresores de cambio global (contaminación, cambio de temperatura, etc.) en 20 tipos de ecosistemas en el mundo y obtuvo que en promedio un 45% de los océanos del mundo, tienen un impacto muy alto del hombre, que el 0% no tiene impacto, y que son las zonas costeras las que son afectadas por los impactos más grandes. En el 2013, volvió a realizar el mismo estudio y se dio cuenta que en 5 años los impactos se había incrementado.

En tanto la Dra. Silvana Birchenough, investigadora del centro científico CEFAS (Centro de Ambientes, Pesquería, Acuicultura y Ciencia Aplicada, en español) del Reino Unido y asociada a MUSELS, presentó parte de su experiencia como investigadora en un centro científico en el extranjero, donde los estudios científicos se enfocan en apoyar la planificación marina sustentable.

Todo lo que se hace en el CEFAS tiene por objetivo contribuir a la toma de decisiones y soluciones reales. El centro cuenta con su propia embarcación bien equipada, que permite realizar constantes muestreos al océano. Dentro del trabajo que realiza el centro está monitoreo constante de la calidad de los productos, desarrollo de tecnologías para la mejora de los mismos, innovación, generación de información pública, asesoría técnica al gobierno y a organismos internacionales, entre otros”.

Durante su exposición trató de transmitirle a la comunidad parte del trabajo que podría desarrollarse en la bahía, y que podría permitir un desarrollo acuícola sostenible y participativo en el tiempo.